Precisamente en esa región, en el estado de Rondônia, desapareció el pasado 7 de enero la pescadora y dirigente perteneciente al Movimiento de Afectados por Represas (MAB por su sigla en portugués), Nilce de Souza Magalhães. Según expresa un comunicado del MAB, aunque la justicia local detuviera un sospechoso de su asesinato, la investigación de la Policía Militar no es clara, y exigen que su desaparición sea “debidamente esclarecida”.

Nilce era una militante y trabajadora afectada por la hidroeléctrica de Jirau, manejada por un consorcio (Energia Sustentável do Brasil) integrado por las empresas GDF Suez-Tractebel, Mitsui y Eletrobrás. Además de poner en riesgo la pesca artesanal en el río Madeira, el proyecto hidroeléctrico destruyó cultivos y casas, forzando el desplazamiento de su comunidad. Desde hace años la pescadora viene realizando denuncias en contra de este proyecto en audiencias públicas y movilizaciones.

En declaraciones a Agencia Brasil, el coordinador de la CPT en el estado de Pernambuco, Plácido Júnior vaticinó: “Además del avance del agronegocio tradicional, creemos que el aumento de las tensiones en el campo durante 2015 guarda relación con disputas mayores por recursos como madera y agua, la continuidad de grandes emprendimientos energéticos y de minería, y la disminución en el número de asentamientos y redistribuciones (de tierra)".

El MAB entiende que “la criminalización de los movimientos sociales es una mancha en la historia del proceso democrático brasileño, y que muchos dirigentes sociales vienen siendo deslegitimados y asesinados, teniendo el estado de Rondônia un amplio historial en este tipo de práctica.” “En el ámbito nacional e internacional necesitamos solidarizarnos y buscar justicia y que se hagan efectivos los derechos humanos”, concluye el comunicado.

Fuente: MAB, Agencia Brasil