Nadia Vera era antropóloga, militante por los derechos humanos, y conocía bien su país. En entrevista con el canal web Rompeviento hace 8 meses afirmó: "Responsabilizamos totalmente a Javier Duarte Ochoa, gobernador del estado [de Veracruz], y a todo su gabinete sobre cualquier cosa que pudiera suceder a los que estamos involucrados y organizados en todo este tipo de movimientos de tanto estudiantes, académicos y sociedad civil en general".

Del mismo Estado de Veracruz se había exiliado el 14 de julio de este año, Rubén Espinosa, fotoperiodista de la revista Proceso, entre otros medios, por crecientes amenazas a su persona. Junto a Nadia y él en la colonia Narvarte, y bajo lo que varias organizaciones entienden es un feminicidio, fueron asesinadas la estudiante Yesenia Quiróz y las trabajadoras Alejandra Negrete y Virginia Martin.

Al contrario de lo que suele trascender en la prensa hegemónica, este aumento de las amenazas a militantes sociales no tiene su principal raíz en el narcotráfico, sino en la disputa por territorios y la lucha por derechos humanos básicos. Así lo identifica Mario Marlo, fotoperiodista de Somos el medio del Distrito Federal mexicano, en reciente entrevista con Radio Mundo Real: “Estamos pasando por una situación complicada a partir de la reforma energética que se da hace algunos años, y en algunos estados, el despojo de territorio, la instalación de minería, el fracking, y las empresas eólicas han venido generando bastante conflicto, principalmente en las comunidades indígenas o rurales”.

Las agresiones a movimientos y comunicadores se intensifican bajo el gobierno del presidente mexicano Enrique Peña Nieto, explica Marlo, aclarando que esto ocurre a tal punto que los comunicadores han estado generando redes de apoyo “realizando talleres sobre seguridad, junto a organizaciones como Artículo 19”, organización que trabaja a nivel mundial en la defensa del derecho a la libertad de expresión.

Pero la situación del estado de Veracruz , bajo el gobierno del priísta Javier Duarte es extrema: desde el inicio de su mandato (a fines de 2010) hasta la fecha son ya 14 los periodistas asesinados en este estado. Antes de Rubén, fue asesinado el 2 de enero, Moisés Sánchez, con un comando armado que saca a Moisés de su casa, que tenía un medio impreso muy pequeño llamado La Unión, cuenta Marlo.

El trabajo de Rubén Espinosa

“Rubén cubría movimientos sociales en Veracruz”, empieza respondiendo Marlo ante la pregunta de porqué el fotógrafo venía siendo acosado y amenazado en ese estado. “En los últimos años, a partir del movimiento Yo Soy 132, Veracruz tuvo un movimiento muy fuerte de estudiantes, y varios fotógrafos y periodistas cubrieron mucho de este tema, uno de ellos era Rubén.”

A partir de este movimiento, diversas denuncias, investigaciones y acusaciones al gobierno del estado de Veracruz, de corrupción, violaciones de derechos humanos y vinculaciones con el narcotráfico se empiezan a intensificar: “Rubén fue parte de un grupo de periodistas que exigió el esclarecimiento de la muerte de Moisés, de Gregorio, de Regina Martínez, que son los últimos periodistas asesinados en Veracruz”, cuenta Mario.

Sin embargo, siendo cada vez más intensas las amenazas, y a sabiendas de que los organismos públicos mexicanos encargados de la velar por la seguridad de comunicadores y activistas tienen efectos nulos, Espinosa decide abandonar el estado.

La resistencia está en los territorios

Además de la persecución a estudiantes y comunicadores, el despojo a las comunidades rurales e indígenas en México no se ha detenido y por el contrario, sólo parece ir en aumento: “La situación es terrible. Solamente en Chiapas se considera que se van a construir alrededor de 50 presas; las mineras están entrando en muchos territorios de México, principalmente en zonas indígenas por supuesto”, asevera el fotógrafo de Somos el medio.

La persecución tampoco difiere para los luchadores sociales comunitarios e indígenas según explica Marlo: “Está siendo muy complicado, porque son pequeñas organizaciones, y la manera en que las están rompiendo es deteniendo a los líderes: en el caso de los Yaquis, tienen encarcelados a los líderes en el estado de Sonora; en Guerrero, Nestora Salgado está encarcelada por ser comandanta de la Policía Comunitaria; tienen encarcelado a Cemeí Verdía en Ostula, Michoacán; a Mireles, y han tenido encarcelado a otros líderes”.

La organización y la resistencia en México la vienen dando precisamente quiénes se encuentran amenazados en territorios no céntricos, en estados como el de Guerrero, Chiapas, Michoacán y el mismo Veracruz: “Fuera de las ciudades, en los pueblos que están sufriendo, en los pueblos que están siendo despojados, en las comunidades indígenas, desde ahí está saliendo la resistencia y la lucha", concluye el fotoperiodista.

Escuche la entrevista completa con Mario Marlo en el audio adjunto