Bolivia fue el primer país en tomar la decisión de dejar el CIADI, y no aceptar sus fallos. La conocida Guerra del Agua en ese país sirvió de experiencia para entender el rol que cumple el tribunal. De no ser por la presión popular y solidaridad internacional (que hizo que la empresa desistiera de la disputa), Bolivia corría el riesgo de tener que pagar 50 millones de dólares de indemnización a la estadounidense Bechtel, por un cierre de contrato más que justificado que hiciera el Estado con esta empresa a la que se le había asignado la gestión del agua en la ciudad de Cochabamba.

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Sobre la experiencia ante el CIADI, y el rechazo de Bolivia también a los Tratados Bilaterales de Inversión habla Aldo Orellana de la Red por la Justicia Social en la Inversión Global Bolivia en entrevista con Radio Mundo Real, en el marco del Seminario internacional "La ingeniería de las inversiones al servicio de los intereses corporativos: régimen de protección de inversiones y sistema de arbitraje" llevado a cabo el 11 y 12 de Mayo, en Montevideo, capital uruguaya, y organizado por la Confederación Sindical de Trabajadores/as de las Américas (CSA) y REDES- AT Uruguay.