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11 de mayo de 2015 | Testimonios | Derechos humanos | Industrias extractivas | Luchadores sociales en riesgo | ¡Berta vive!
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Perseguida, amenazada, privada de libertad, acusada falsamente y en riesgo permanente. Así vive en Honduras Berta Cáceres, del pueblo indígena lenca y dirigente del Consejo Cívico de Organizaciones Populares e Indígenas de Honduras, el COPINH.
En muchas oportunidades Berta estuvo en los micrófonos de Radio Mundo Real, difundiendo las luchas de resistencia contra los monocultivos, las mineras o las presas hidroeléctricas en territorio lenca.
Berta y el COPINH se han enfrentado a más de 30 empresas explotadoras de madera a gran escala y 49 proyectos de privatización de ríos a través de hidroeléctricas, en una Honduras que aún sufre el quebranto institucional que diera lugar al golpe de estado contra José Manuel Zelaya en junio de 2009.
Amigos de la Tierra de América latina y Caribe (ATALC) junto a varias organizaciones han realizado campañas de acompañamiento y solidaridad con esta luchadora ambiental y su organización, en el marco de las reiteradas y graves violaciones a sus derechos humanos por parte de fuerzas gubernamentales y paramilitares que hoy dominan el escenario hondureño.
Por su inquebrantable voluntad de defensa de los derechos humanos y ambientales, en especial la resistencia al proyecto de creación de represas hidroeléctricas conocido como Agua Zarca, Berta recibió días atrás en Washington, Estados Unidos, el Premio Goldman 2015. Se trata de uno de los reconocimientos más importantes a nivel mundial para los y las luchadores y luchadoras de base en materia socio-ambiental, el cual otorga visibilidad a las luchas que ellos y ellas realizan en sus territorios.
En el momento de recibir este premio, Berta denunció la profunda conflictividad ambiental existente en su país y denunció al presidente hondureño Juan Orlando Hernández por su responsabilidad en la misma.
“Vivimos en un país de enclaves en el que se ha entregado más del 30 por ciento del territorio a las transnacionales mineras, donde se han aprobado proyectos aberrantes como las zonas de empleo y desarrollo económico (…) una visión neoliberal en el que la energía también ha dejado de ser un derecho fundamental para la humanidad”, indicó Berta en el discurso (que ofrecemos a continuación en audio adjunto).
Entre estos proyectos está el proyecto de la represa de Agua Zarca, un proyecto de la empresa hondureña Desarrollos Energéticos SA (DESA) y la compañía china Sinohydro, la mayor constructora de represas del mundo. El proyecto Agua Zarca, cuya construcción se llevaría a cabo en el sagrado Río Gualcarque, fue aprobado sin previa consulta del pueblo Lenca—una violación de tratados internacionales que rigen los derechos de los pueblos indígenas. La represa impediría el abastecimiento del agua, comida y medicina para cientos de personas de la comunidades lencas y violaría su derecho a manejar y vivir de la tierra de forma sostenible.
Berta Cáceres, mujer Lenca, creció durante la etapa de violencia que se propagó en Centroamérica en los años ochenta. Su madre, una partera y activista social, dio amparo y cuidó a refugiados de El Salvador, enseñándole a sus hijas e hijos pequeños la importancia de defender a los pueblos desposeídos.
Cáceres llegó a ser una estudiante activista y en 1993 fue cofundadora del Consejo Cívico de Organizaciones Populares e Indígenas de Honduras (COPINH), cuyo objetivo fundacional fue hacer frente a las crecientes amenazas que representa la tala ilegal, defendiendo los derechos del pueblo Lenca y mejorando sus condiciones de vida.
En el 2006, miembros de la comunidad de Río Blanco buscaron ayuda y se organizaron con COPINH. Habían visto llegar a su pueblo un gran flujo de maquinaria y equipo de construcción. No tenían ninguna idea para qué era la construcción o quién estaba detrás de ese proyecto. Lo que sí sabían era que una agresión contra el río– un lugar de importancia espiritual para el pueblo lenca– era un acto contra la comunidad, contra su libre voluntad y su autonomía.
Con mandatos por parte de miembros de las comunidades locales en cada momento del proceso, Cáceres empezó a dirigir una campaña en contra de la represa hidroeléctrica de Agua Zarca. Interpuso demandas a las autoridades gubernamentales, acompañada de miembros comunitarios en los viajes que hacía a Tegucigalpa. Junto con la comunidad, Cáceres organizó asambleas locales en la cual la gente de Río Blanco hizo votaciones en contra de la represa, y lideró una protesta en la cual la comunidad pudo exigir de forma pacífica su legítimo derecho a decidir por sí mismos si querían el proyecto.
La campaña también buscó apoyo en la comunidad internacional, presentando el caso frente a la Comisión Interamericana de Derechos Humanos y haciendo apelaciones en contra de los financistas del proyecto, como por ejemplo, la Corporación Financiera Internacional, (CFI), la rama del sector privado del Banco Mundial.
Ignorando esas apelaciones, el gobierno nacional y los alcaldes locales seguían avanzando en sus planes. Tergiversaron apuntes de una reunión comunitaria para presentar una falsa imagen de aprobación unánime para la represa, y ofrecieron dinero en efectivo a personas de la comunidad local a cambio de sus firmas en documentos en que declaraban su apoyo para el proyecto.
En abril del 2013, Cáceres organizó un bloqueo de una carretera para impedirle a DESA el acceso a las instalaciones para la construcción de la represa. Utilizando un sistema de alertas cuidadosamente organizado para mantener informados a todos, el pueblo Lenca mantuvo una fuerte y pacífica presencia, turnándose entre amigos, amigas y miembros de familia por semanas enteras a la vez. Durante más de un año, el bloqueo hizo resistencia contra múltiples intentos de desalojo y violentos ataques por parte de contratistas de seguridad militarizada y los cuerpos armados hondureños.
Tomás García, un líder Lenca de Río Blanco, fue muerto a balazos durante una protesta pacífica frente a la oficina del proyecto hidroeléctrico. Otros han sido atacados con machetes, desprestigiados, detenidos y torturados. No se ha enjuiciado a ninguno de los responsables.
Contra viento y marea, los esfuerzos de Cáceres y la comunidad Lenca triunfaron en mantener el equipo de construcción fuera de la zona donde se construiría la represa Agua Zarca. A finales del 2013, Sinohydro dio por terminado su contrato con DESA, señalando públicamente como motivo la continua resistencia comunitaria y la indignación frente a la muerte de Tomás. Agua Zarca sufrió otro golpe aún cuando la CFI retiró su financiación, citando como motivo inquietudes sobre violaciones a los derechos humanos. Hasta la fecha, se ha detenido efectivamente la construcción del proyecto.
Lo que no ha cesado son las amenazas de muerte contra Berta Cáceres quien sin embargo espera que la victoria en Agua Zarca brinde esperanza a aquellos activistas que luchan en contra del desarrollo irresponsable y depredador en Honduras y en toda América Latina.
Escuchar discurso de Berta Cáceres al recibir el Premio Goldman 2015 en Washington DC Estados Unidos en audio adjunto.
Ver entrevista e Berta Cáceres en la cadena internacional CNN.
Imagen: http://www.goldmanprize.org/
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