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19 de diciembre de 2014 | Informes especiales | Financiarización de la naturaleza | Anti-neoliberalismo | Justicia climática y energía | COP 20 - Lima
Mientras las Naciones Unidas se vanaglorian por haber concluido “exitosamente” con “un borrador de acuerdo y avances concretos” la vigésima Conferencia de las Partes (COP 20) sobre Cambio Climático en Lima, la amplia gama de movimientos sociales de todo el mundo que reclamó justicia climática en la capital peruana se muestra profundamente preocupada por los resultados que arrojaron las dos semanas de negociaciones oficiales.
Ya no por la falta de avances en las mismas, sino porque esos avances se terminaron dando en la dirección contraria de las soluciones necesarias propuestas por los movimientos.
Muchas razones pueden explicar los fatídicos resultados, pero existen dos muy claras: el copamiento por parte de las corporaciones tanto de los gobiernos como de la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático (CMNUCC), y la nula atención de este espacio a las propuestas y exigencias de los movimientos sociales, que en todo el globo reclaman cada año acciones contundentes para cambiar un sistema que, entre otras cosas, está generando la crisis climática.
Una de las principales consignas del resultado de las negociaciones, resumido en el documento Llamado de Lima para la Acción Climática, es la adaptación (al cambio climático). Se podría decir que adaptarse a la crisis climática es prácticamente una acción que se auto explica como insuficiente para hacer frente a un fenómeno sobre cuyas causas existe ya bastante consenso. Es decir, el actual calentamiento global ha sido provocado por la gran concentración de Gases de Efecto Invernadero (GEI) en la atmósfera, por lo que las medidas deberían estar enfocadas en la disminución de emisiones de estos gases; y no es una discusión para nada menor el cómo se harán estos recortes, para lo cual es fundamental incorporar los criterios y exigencias de los movimientos sociales por justicia climática, que serán mencionados más abajo.
El Presidente de la COP 20, el ministro del Ambiente de Perú, Manuel Pulgar-Vidal, afirmó según el comunicado de prensa de la CMNUCC: “Lima ha dado una nueva urgencia para acelerar la adaptación y construir la resiliencia en el mundo en desarrollo, y, no en menor medida, fortaleciendo la conexión con la finanza y el desarrollo de los planes nacionales de adaptación”.
Ahora, ¿qué acciones previó o sugirió la CMNUCC específicamente para los llamados países desarrollados? Según el cuarto punto del documento, la CMNUCC urge a que estos brinden apoyo financiero a los países en desarrollo para que puedan adaptarse y mitigar sus contribuciones al cambio climático. Pero el documento no determina acciones en términos de reducciones de emisiones específicas para los países desarrollados. La COP 20 en realidad, “invita” en el punto número 14 de su documento a que “todos los países” presenten a la Secretaría Ejecutiva de la Convención sus llamadas “contribuciones nacionales determinadas” en referencia al cambio climático.
Sin tener que atenerse a ningún criterio más que el que establezca su propia voluntad, todos los países (sin diferenciar a los históricamente contaminantes y responsables por lo tanto del calentamiento global) son invitados a presentar antes de la COP 21 en París su plan de contribuciones en relación con los recortes de emisiones. Es decir, reducen lo que quieren.
Los movimientos sociales que reclaman justicia climática han enfatizado la obligatoriedad de incorporar en las negociaciones el concepto de responsabilidades históricas en el fenómeno del cambio climático. En este sentido, los países históricamente más contaminantes salieron nuevamente victoriosos de la COP. El documento final reconoce en su punto 3 que la COP 21 debe proponerse alcanzar un acuerdo ambicioso que refleje el criterio de “responsabilidades comunes pero diferenciadas”, pero sin especificar con qué criterios se establecen estas diferencias, por lo cual países en desarrollo y desarrollados pueden llegar a ser considerados igualmente responsables del fenómeno climático.
Sin sorpresas, pero con mucha alarma
Los distintos movimientos sociales y redes de organizaciones a nivel internacional llegaron a Lima sin depositar ninguna expectativa en el éxito de las negociaciones climáticas oficiales. Organizaron una Cumbre de los Pueblos de cuatro días con más de 160 actividades inscriptas y una marcha realizada el 10 de diciembre (Día Internacional de los Derechos Humanos) que superó expectativas propias y ajenas, llenando las calles limeñas con más de 15 000 personas integrantes de sindicatos, organizaciones campesinas, estudiantiles, indígenas, de mujeres y ambientalistas del Perú y los diversos continentes, entre otros actores.
Rechazo unánime
“Vinimos con la conciencia de que las COP no pueden resolver nada, mientras no cambiemos el sistema capitalista”, afirmó la activista Lúcia Ortiz, coordinadora del Programa de Justicia Económica y Resistencia al Neoliberalismo de Amigos de la Tierra Internacional a Radio Mundo Real. En cambio, la tarea que según ella convocó a la sociedad civil nuevamente en una Cumbre de los Pueblos paralela a las negociaciones oficiales fue la de “monitorear, denunciar y rechazar el avance de las falsas soluciones”.
En este sentido, los mecanismos de Reducción de Emisiones por Deforestación y Degradación de los Bosques (REDD), denunciados por los movimientos como formas de hacer negocios con la crisis climática sin siquiera enfrentarla, han salido fortalecidos de cara al nuevo acuerdo que sería firmado el año próximo en París.
A modo de ejemplo de los problemas que pueden generar los proyectos REDD, y que en muchos casos ya están generando, se encuentra el de la modificación de las formas de uso de la tierra y los territorios: “ahora ya no se podrá ver un latifundio como improductivo, porque aunque no haya gente trabajando ahí se lo puede considerar como ’cultivador de carbono’. Así que los grandes latifundistas y las grandes organizaciones conservacionistas (que tienen muchas tierras) van a ser beneficiados por vender bonos de carbono”, explicó Lúcia.
Cada año más involucrado en el movimiento por justicia climática, el sector sindical se hizo presente en la Cumbre de los Pueblos, y también manifestó su rechazo a la malograda conferencia de clima: “Aunque varios gobiernos plantearon la importancia de incluir un mensaje para los trabajadores del mundo sobre la necesidad de los trabajos decentes y de una transición justa en el proyecto de texto de París, los co-presidentes han hecho caso omiso de estas demandas, dejando la duda acerca de quiénes son los que realmente conducen este proceso”, expresó Sharan Burrow, secretaria general de la Confederación Sindical Internacional (CSI) en comunicado de prensa.
Un punto de las negociaciones que fue considerado “histórico” por la presidencia de la COP 20 fue la creación de un Plan de Trabajo de Lima sobre género, que pretende “promover la efectiva participación de las mujeres en los ámbitos de la CMNUCC y fortalecer el trabajo de empoderar a las mujeres y convertirlas en agentes importantes de cambio en relación a la adaptación y mitigación”, según consigna una noticia publicada en el sitio oficial de la COP 20.
Según afirmó a Radio Mundo Real la activista Tica Moreno, del movimiento feminista Marcha Mundial de las Mujeres, “esta no es una estrategia reciente, es una estrategia vieja de la ONU y de varios acuerdos internacionales no sólo relacionados al clima”. Agregó: “Para el caso del clima, a la vez que se busca promover un ’maquillaje verde’, como en con la economía verde, se pretende hacer un ’maquillaje de género’. En realidad, se usa el discurso de género y a las mujeres para impulsar programas de financiarización de la naturaleza, como REDD. Y lo que vimos en la Cumbre de los Pueblos es que justamente las mujeres están resistiendo en los territorios a estas falsas soluciones promovidas desde el sistema capitalista”.
Desde el movimiento campesino latinoamericano, representado por la Coordinadora Latinoamericana de Organizaciones del Campo (CLOC-Vía Campesina), el rechazo a las negociaciones no se hizo esperar. En un comunicado, la CLOC-VC tildó el documento final de “débil y tibio”, y reiteró sus críticas al modelo agroindustrial y de agronegocios como uno de los responsables por la crisis climática, por su uso intensivo de combustibles fósiles en sus distintas etapas de producción. Sin embargo, el modelo de los agronegocios ahora aparece promovido como respuesta al cambio climático desde ONU, bajo el concepto de “Agricultra Climáticamente Inteligente”.
Rechazando esta estrategia generada y promovida por la FAO (Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y Alimentación) y el Banco Mundial, la CLOC-VC reiteró su propuesta de promoción de la agricultura agroecológica campesina y familiar en pequeña escala, como un camino imprescindible hacia la justicia climática y ambiental.
Arquitectura para el despojo
La posibilidad de que Naciones Unidas llegara a un acuerdo que incorporara algunas de las perspectivas y propuestas de los movimientos populares podría llegar a sorprender, aunque luego pudiera correr la misma suerte que la del Protocolo de Kyoto, que no fue otra cosa que irrespetado e incumplido desde que entró en vigor en 2005 por grandes naciones contaminantes y poderosas como Estados Unidos, Japón o Canadá.
Pero entra en juego ahora una situación mucho más grave: no sólo las exigencias en medidas de combate al cambio climático se han flexibilizado más, proponiendo además que sean determinadas por la libre voluntad de cada país, sino que las Naciones Unidas siguen aumentando la apuesta en las estrategias de mercado como reglas de acción referentes al cambio climático.
Como denuncian los movimientos populares que se unen cada vez más en torno a esta discusión, esto no implicará cambio alguno de respuesta a la problemática del clima, y únicamente abrirá el espacio para que el capital financiero, las grandes corporaciones transnacionales y los países más poderosos aumenten y desarrollen aún más negocios, mercados, y por lo tanto, sus ganancias.
Imagen: Radio Mundo Real
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