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6 de octubre de 2014 | Entrevistas | Anti-neoliberalismo | Derechos humanos | Industrias extractivas | Luchadores sociales en riesgo | Misión solidaridad Malasia
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“No sabemos qué está haciendo la empresa realmente, qué causa nuestro sufrimiento, no sabemos nada”, dijo angustiada la activista Sherly Hue, originaria de la zona malaya de Bukit Koman, distrito de Raub, estado de Pahang, donde opera una minera que utiliza cianuro de sodio para la extracción de oro. “Vivimos en la oscuridad”, expresó.
Sherly tiene 36 años, dos hijos, de seis y ocho, y está embarazada. Enfrenta un juicio por difamación iniciado por la compañía, Raub Australian Gold Mining Malaysia, propiedad de la corporación inglesa Peninsular Gold Limited. Es la vicepresidenta del Comité de Acción para la Prohibición del Cianuro en la Minería de Oro, creado en 2006 para resistir a la fábrica que finalmente se instaló y empezó operaciones en 2009.
Fue a comienzos de ese año que Sherly, ante la insistencia de sus padres para que se mudara a la capital Kuala Lumpur, comenzó a investigar el caso de la minera en sus tierras. Descubrió que la lixiviación y el uso de cianuro de sodio pueden ser muy peligrosos. “Sentí que necesitábamos hacer algo, era necesario educar a la población”. Y así comenzó a preparar materiales informativos para la comunidad, de apenas unos 3000 habitantes.
Desde que la fábrica inició su trabajo los pobladores sufren alergias en la piel, dificultades en la vista y vías respiratorias, entre otras manifestaciones. La madre de Sherly tiene problemas cutáneos. Toda la familia se mudó a Kuala Lumpur.
“Estamos preocupados por la salud de la gente, por el lugar en el que están viviendo, por todo el medio ambiente. Personalmente me preocupa qué le vamos a dejar a las futuras generaciones”, explicó Sherly en la entrevista con Radio Mundo Real, en medio de la misión de solidaridad de Amigos de la Tierra Internacional en el estado de Pahang (21 a 25 de septiembre).
Criminalización de las denuncias de una comunidad preocupada
Según contó a Radio Mundo Real la propia Sherly y la activista Tan Hui Chun, defensora de derechos humanos e integrante del grupo Kuala Lumpur Selangor Chinese Assembly Hall, que apoya la lucha de los habitantes de Bukit Koman, durante el primer y segundo mes de operaciones de la minera hubo en la villa más de 300 reclamos presentados por habitantes de la comunidad con problemas de salud en la oficina local de la asamblea.
En 2010 se realizó un estudio sanitario a través de una Universidad. Pero, curiosamente, nunca se supieron los resultados.
Fue entonces que el Comité de Acción para la Prohibición del Cianuro en la Minería de Oro y los grupos de apoyo realizaron en mayo de 2012 un estudio propio, con 383 personas voluntarias de Bukit Koman entrevistadas. Los resultados estuvieron listos en junio y dieron como resultado que el 50 por ciento de las personas dijo tener problemas respiratorios, y el 40 por ciento dificultades en la vista y manifestaciones alérgicas.
“Decidimos anunciar los resultados a la gente e hicimos una conferencia de prensa en Kuala Lumpur. La minera no quedó contenta y fuimos enjuiciados por difamación”. Según las explicaciones brindadas por los asesores a la comunidad, ellos han acusado a la fábrica de ser indirectamente la responsable de sus problemas de salud “sin pruebas”. Bajo ese argumento es que la compañía los demanda.
Si Sherly pierde el juicio deberá pedir disculpas públicas a Raub Australian Gold Mining Malaysia, reparar económicamente a la empresa por daños y perjuicios, hacerse cargo de los costos legales del caso y muy probablemente ser obligada a no decir nada de la compañía en el futuro. Otro líder comunitario acusado de forma similar por difamación presentó sus disculpas en la Corte recientemente, con el fin de resolver el conflicto de forma “amigable”. Sherly ha preferido no hacerlo, piensa que no ha cometido un error y que la lucha de la comunidad es justa. “Estamos luchando por nuestros derechos. Todo el mundo tiene derecho a vivir en un lugar seguro. No veo que hayamos hecho nada mal”, reivindicó Sherly, que aseguró además que es “una mujer común judicializada por decir su verdad”.
La absoluta falta de transparencia
“Le hemos solicitado un diálogo a la empresa, hemos requerido a las dependencias del gobierno correspondientes que se libere información sobre la operativa minera, pero no hemos conseguido nada hasta ahora”, manifestó Sherly en la charla con Radio Mundo Real. La activista está molesta por la falta de transparencia.
No saben qué hace o no la compañía, cuáles son los causantes de los inconvenientes de salud de la comunidad, los posibles impactos sobre el medio ambiente de la operativa de la minera, lo que puede ocurrir en el futuro, entre tantas otras interrogantes que se hacen las personas movilizadas.
“Nadie nos da una respuesta, nadie (la autoridad) nos ha explicado qué está pasando. Los habitantes no saben entonces qué pueden hacer. Es muy injusto vivir así”, señaló Sherly. “Están usando toneladas de químicos en la fábrica. Por lo menos que nos digan lo que debemos saber para un eventual caso de accidente, qué deberíamos hacer, cuál es el plan de respuesta en situación de emergencia. Se niegan a hablar con nosotros”.
Sherly tiene el peso corporativo y de la justicia sobre sus espaldas. Habla y se le llenan los ojos de lágrimas. La angustia es evidente. Considera que es muy “triste” la realidad que le toca vivir a sus coterráneos y reclama “humanidad” de la empresa y el gobierno, al menos para “hablar con nosotros”. En una charla previa a la entrevista con Radio Mundo Real nos dijo: “Me preocupa lo que vive la gente en Bukit Koman, mi preocupación por mi caso legal no importa”.
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