La sede de la conferencia se sitúa 20 kilómetros al oeste de la capital del país, Harare. El encuentro campesino fue organizado por el Foro de los Pequeños Agricultores Biológicos de Zimbabwe (ZIMSOFF), organización que asumió la Secretaría Operativa Internacional de la Vía Campesina en junio, en el marco de la VI Conferencia del movimiento campesino internacional, que se hizo en Jakarta, capital de Indonesia.

El comunicador de Vía Campesina Boaventura Monjane, colaborador de Radio Mundo Real, entrevistó en la conferencia en Zimbabwe a Alberto Gómez, de la Unión Nacional de Organizaciones Regionales Campesinas Autónomas de México (UNORCA) y de la Comisión de Coordinación Internacional de Vía Campesina.

Según información difundida por ese movimiento de carácter mundial, entre los objetivos de la Conferencia Internacional sobre Semillas Campesinas se destacaban: debatir sobre las amenazas que enfrentan los sistemas de semillas de los campesinos en África, y en particular sobre la reciente armonización de las regulaciones regionales relativas a las semillas, así como también sobre las reacciones que deben adoptarse frente a ellas.

La conferencia campesina tuvo lugar pocas semanas después de que la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y Agricultura (FAO, por su sigla en inglés) firmara un acuerdo de cooperación con la Vía Campesina, en el que reconoce el papel esencial de los pequeños productores de alimentos en el mundo, incluyendo a los campesinos de África.

A pesar de ese reconocimiento, los campesinos y los productores familiares africanos sufren la amenaza de las semillas transgénicas y de la armonización de las regulaciones relativas a las semillas en sus países.

La Vía Campesina explica que un informe presentado por el Centro Africano para la Biodiversidad, estipula que los gobiernos de la región serán presionados más y más para armonizar las legislaciones sobre semillas, con medidas de control fronterizo y control fitosanitario, y patrones de certificación y de protección de las plantas basados en la Unión Internacional para la Protección de las Obtenciones Vegetales (UPOV 1991). Eso va en detrimento de los campesinos africanos y sus sistemas de semillas, ya que perderían el control sobre sus semillas indígenas y tradicionales, lo que tendrá un impacto devastador en la biodiversidad agrícola y la soberanía alimentaria.