31 de octubre de 2013 | Entrevistas | Anti-neoliberalismo
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Los premios Pinocho sobre Desarrollo Sustentable, organizados por Amigos de la Tierra Francia, en colaboración con Peuple Solidaires y el Centro de Investigación y de Informaciones para el Desarollo (CRID), tienen el propósito de ilustrar y denunciar los impactos negativos de diversas empresas que utilizan continuamente el discurso del desarrollo limpio. Este año el concurso para elegir a las empresas más “mentirosas” va por su sexta edición.
Desde el surgimiento a nivel internacional del concepto de “Responsabilidad Social y Ambiental de las Empresas (RSAE)”, especialmente desde la Cumbre de la Tierra de Johannesburgo, Sudáfrica, en 2002, los compromisos voluntarios de las empresas son los que han predominado, en marcos como el de Naciones Unidas o la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE).
Esos compromisos no son jurídicamente vinculantes, y por lo tanto son ineficientes. Las empresas se benefician con repercusiones positivas en términos de imagen frente a sus accionistas, clientes o ciudadanos, y no se comprometen más que a principios generales que no aportan casi nada a la sustentabilidad ambiental y social. No pueden ser responsabilizadas legalmente por sus actos debido al carácter voluntario de sus compromisos.
A nivel mundial, las corporaciones transnacionales aprovechan de las debilidades legislativas y/o institucionales en los países del Sur para llevar a cabo sus actividades en detrimento del respeto a los derechos sociales y ambientales. Por eso, ciertos parlamentarios y numerosos actores de la sociedad civil, entre ellos Amigos de la Tierra Francia, reclaman el establecimiento de un marco jurídico vinculante a nivel internacional, que obligue en adelante a las empresas a asumir sus responsabilidades. El establecimiento de un marco más estricto a nivel comunitario europeo, y en Francia especialmente, es ya una necesaria etapa intermedia.
Sobre estos temas habló con la corresponsal de Radio Mundo Real en Francia, Camille Marigaux, la directora de la campaña de industrias extractivas de Amigos de la Tierra Francia, Juliette Renaud.
Algunas empresas han empezado a cuidarse frente a los Premios Pinocho porque saben que dañan su imagen. Intentan llevar adelante contra-campañas de comunicación, otras buscan presionar a Amigos de la Tierra Francia para que cambie sus contenidos. Veolia, por ejemplo, invitó a Juliette a India para que viera cómo "alegran la vida de los pobres dándoles acceso al agua", según contó la activista.
Las categorías de los Premios Pinocho se presentan así:
* “Más verde que verde”: premio otorgado a la empresa que haya manejado la campaña publicitaria más abusiva y engañosa comparada con sus actividades reales. A las empresas les gusta subirse al carro de la moda del desarrollo sustentable para legitimar sus actividades. ¡La realidad es que generalmente son menos verdes de lo que dicen!
* “¡Una para todos, todo para mí!”: premio otorgado a la empresa que haya llevado a cabo la política más agresiva en términos de acaparamiento, sobreexplotación o de destrucción de los recursos naturales. Hay un planeta para siete mil millones de seres humanos. Algunas empresas se apropian de una porción excesiva del pastel y devoran la de otros.
“Manos sucias, bolsillos llenos”: premio otorgado a la empresa que haya manejado la política más abusiva en términos de opacidad a nivel financiero (evasión fiscal, corrupción), en términos de cabildeo/presión, o en su cadena de suministro. Algunas empresas muestran su talento para socavar y debilitar las normas ambientales y sociales existentes. ¿Su objetivo? Evidentemente obtener mayores ganancias en detrimento del medio ambiente y de los derechos humanos.
Se puede votar en la pagina web de los Premios Pinocho hasta el 19 de noviembre: http://www.prix-pinocchio.org/es
Imagen: http://www.prix-pinocchio.org/es
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