Docente en una escuela rural para niños con capacidades diferentes en el departamento de Durazno, Fernando Valenzuela educa a los niños con conocimientos escolares básicos, pero también les traspasa valores como el respeto, el trabajo en equipo, el cuidado del otro. El maestro trabaja también con las familias, enviándoles informaciones, dándoles plantines para cultivar, de manera que la escuela se interrelacione con la sociedad. En cuanto a su experiencia en el Centro Agustin Ferreiro, es la segunda vez que sigue un curso de educación ambiental, y se alegró de su regreso.

«Hemos logrado un grupo muy compacto, muy unido, que también nos va a ayudar en el que hacer nuestro. Después, cuando volvamos a nuestros departamentos, formamos una red», dijo.

Según el docente, espacios como el Centro Agustin Ferreiro, o el Departamento de Educación para el Medio Rural, con el que colabora el Centro, son muy importantes para llevar conocimientos y transmitirlos. Durante el curso los maestros pudieron revisar los programas educativos del gobierno y trabajarlos, desarmarlos, cuestionarlos. Valenzuela insistió en la importancia del maestro rural, que contribuye a formar seres sensibles, que aprenden a querer el lugar donde están. Para el maestro, uno de sus mayores objetivos y de sus colegas es contribuir a formar a individuos diferentes y críticos, que puedan trabajar en equipo, sacar el "yo" para llegar al "nosotros", que se den cuenta de su pertenencia al mundo entero. "Ahi repitió la frase de la Madre Teresa de Calcuta: «Lo que uno hace es una gota en el océano, pero el océano seria diferente sin esta gota».

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