¿Qué es lo que está en juego en esas marchas masivas que paralizan las principales ciudades? ¿Por qué el reclamo de tarifa libre logró nuclear a multitudes tan significativas?

Para Fernando Campos, de Amigos de la Tierra Brasil, lo que verdaderamente “despertó” con las movilizaciones no fue la insatisfacción de las grandes mayorías, sino la conciencia de la clase política respecto a ese descontento.

El ambientalista y arquitecto señaló que los ciudadanos se encuentran en las calles “mostrando lo que no quieren” y señalando la relación promiscua de las corporaciones trasnacionales y el capital financiero con el Estado.

En ese sentido, adquiere principal relevancia el transporte público, que insume decenas de horas a los trabajadores de las regiones periféricas para alcanzar sus lugares de trabajo y consume buena parte de sus salarios.

Campos critica el posicionamiento del gobierno brasileño y del Partido de los Trabajadores que a su juicio ha tratado como pares a las empresas trasnacionales y los movimientos sociales, profundizando así la desigualdad en el país.

Desde sectores sociales brasileños se ha denunciado violencia organizada contra quienes se identifican con fuerzas de izquierda, inclusive sindicatos por acción abierta o encubierta de sectores de derecha que alcanzaron a plantear un desplazamiento de la Presidenta Dilma Roussef.

El militante ambientalista señaló que desde el campo popular se encuentran “alertas” por la posibilidad de que sectores derechistas busquen cooptar las movilizaciones, aunque advirtió que esa atención “no nos puede paralizar en el esfuerzo por disputar las mentes de las personas y esto se hace en las calles y en la lucha”.

Finalmente Fernando Costa señala de qué manera se ha expresado el trabajo de organización a través de los Comités Populares de la Copa: “la gente está muy empoderada y se fortaleció la resistencia, la comprensión de que se puede resistir” indicó y agregó que el juego partidario de los distintos sectores en los diversos niveles de gobierno generan nuevas contradicciones que no facilitan la concreción de las megaobras del evento deportivo mundial convertido en un enorme negocio global.

“Hay cosas que deben ser habladas. Si el gobierno tiene miedo que la derecha tome el poder, debe escuchar a los afectados y respetar este proceso, lo cual no ha sucedido hasta ahora”, remarcó Costa.