21 de mayo de 2018 | Videos | Financiarización de la naturaleza | Industrias extractivas
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En el coliseo del municipio de Ituango, departamento de Antioquia, cientos de personas permanecen hacinadas en ese refugio. “No tenemos comida, el coliseo se llueve mucho y los baños están saturados”, dice una mujer desplazada de su hogar por las inundaciones y riesgo de avalancha desde el 3 de mayo.
Recién después de que se derrumbara la casa de máquinas de la represa, el 16 de mayo, la empresa EPM -a cargo del proyecto hidroeléctrico Hidroituango- reconoció que en la zona se vivía una “situación técnica no controlada”, que había negado aunque defensoras y defensores de los pueblos aledaños exigían que se declarase la emergencia socioambiental.
Tras la ruptura de dicha casa de máquinas, eje neurálgico de Hidroituango, los gerentes de EPM junto al gobernador de Antioquia le dirigieron una carta al Presidente Juan Manuel Santos para que active de manera urgente los mecanismos y medios posibles para evitar tragedias río abajo del embalse. Sin embargo, desde Movimiento Ríos Vivos (MRV) denuncian que esa ayuda humanitaria oficial no ha llegado todavía, sufriendo hambre, frío y desahucio por la situación, como puede verse en los videos enviados a RMR desde Ituango: "No nos tienen en cuenta", dice un hombre que hace 15 días permanece refugiado en el coliseo.
Ya hay 12 municipios afectados aguas arriba del río Cauca y, aguas abajo, los municipios Valdivia, Tarazá, Cáceres. Caucasia, Nechí, El Bagre, sumado a los departamentos de Córdoba y Sucre, informaron a Radio Mundo Real.
Memoria
Para iniciar esta obra, el mayor proyecto hidroeléctrico de Colombia, se desvió el río Cauca que moviliza 1000 metros cúbicos de agua por segundo, a través de túneles, y seguir su cauce después de la presa. Las lluvias provocaron varios derrumbes en los túneles de desviación, que se taponaron por eso y por la acumulación de residuos de madera forestada que la empresa EPM tampoco había recogido a pesar de los reclamos de MRV.
A comienzos de mayo, cuatro integrantes de Ríos Vivos fueron asesinados: Hugo Albeiro George, Domar Egidio Zapata George, Luis Alberto Torres Montoya y Duvian Andrés Correa Sanchez, tras movilizarse para exigir a Hidroituango que declarase la emergencia ambiental y social porque los túneles ya estaban taponados y las comunidades habían comenzado a sufrir los impactos de la acumulación de agua, aguas arriba, y de la sequía del río aguas abajo.
Esos asesinatos permanecen impunes, y a esa situación debe sumarse que el departamento de Cauca, donde nace el río Cauca hasta el muro de la represa, ha sido una zona para arrojar cuerpos de personas asesinadas a lo largo del conflicto armado que azotó a Colombia por medio siglo. “En este sentido, el derecho a encontrar y velar a nuestros muertos se ha violado -dijeron desde Ríos Vivos-. Tenemos que recordar que debe cumplirse con los tratados internacionales relacionados con la búsqueda de personas dadas por desaparecidas”.
Por el momento los riesgos se mantienen: uno de ellos es que las aguas superen el nivel de la presa, ya que el caudal del río Cauca ha aumentado hasta seis veces su nivel; que la casa de máquinas no soporte la presión del agua, acabe por fracturarse el muro del todo y se produzca una avalancha; e incluso un taponamiento de las zonas por donde fluyen las aguas.
Imagen: Rios Vivos
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