Radio Mundo Real entrevistó a Fernando Pino Solanas, que visitó Montevideo el 30 de marzo en ocasión del estreno latinoamericano de su film en el 36º Festival de la Cinemateca uruguaya, y también conversó con el médico y profesor de la Universidad Nacional de Rosario, Damián Verzeñassi, que coordina los campamentos sanitarios que se realizan en distintas localidades como una evaluación final para los estudiantes de la carrera de Medicina de esa facultad.

Solanas cuenta que decidió hacer este film porque el uso de agrotóxicos es hoy “el gran debate en el mundo”. En diálogo con RMR, enfatizó la necesidad de avanzar hacia un cambio cultural y de hábitos que no implique un consumo que agreda al medio ambiente, puso en valor a las cooperativas de productores que ya están en marcha como un ejemplo para cambiar el modelo y subrayó la necesidad de combatir las mentiras del modelo agroindustrial a través de canales de “contrainformación”.

Si bien un documental no va a cambiar el mundo, las producciones audiovisuales “son un espejo, el reflejo de la sociedad”, dijo Pino, y añadió: “Las sociedades no pueden vivir sin espejo, sin imágenes, y si esas imágenes no se difunden en el mundo, los pueblos están absolutamente indefensos”.

Además de propuestas concretas para dar los pasos hacia un cambio de modelo que promueva la agroecología, Solanas recuerda que la clave del cambio está en la movilización social: “La humanidad tiene que ponerse de pie, reaccionar y presionar a las capas dirigentes de nuestros países” .

Por su parte, Damián Verzeñassi es uno de los testimonios que aparece en Un viaje a los pueblos fumigados. Ha coordinado 33 campamentos sanitarios, que corresponden a 33 ciudades de cuatro provincias argentinas afectadas por la aplicación de agrotóxicos, en las que han detectado problemas de salud como cáncer, abortos espóntaneos o bebés que nacen con malformaciones, y problemas endrócrinos.

Los relevamientos de cada campamento permiten “tener información confiable y actualizada sobre lo que está pasando en la población en términos epidemiológicos”, dijo Verzeñassi, cuyo equipo sufrió la clausura momentánea de su oficina en 2016 luego de que el médico y docente declarara en el Tribunal Especial de la Haya contra Monsanto.

Como parte del lobby empresarial, farmacéutico e industrial que apoya oligopolios como los de Bayer-Monsanto, persisten los cuestionamientos sobre cómo la ciencia puede probar que la aplicación de agrotóxicos impacta en la salud y produce o multiplica problemas sanitarios endócrinos y cancerígenos. Al respecto el médico opinó: "Los mismos que hoy piden pruebas científicamente sólidas de que estos problemas de salud son por la exposición a estos químicos, son los mismos que pagaron a científicos para que firmen estudios armados por las empresas para aprobar productos que querían meter en el mercado".

En el documental, un ingeniero agrónomo que produce trigo de manera agroecológica industrial recuerda una cuestión que, entre tanta discusión de commodities, parece quedar olvidada: "Estamos produciendo alimento, eso tiene una responsabilidad social que debe estar muy por encima de los mercados". El médico oriundo de Paraná enfatiza: "El punto acá es ver qué salud se quiere preservar: si la de los seres humanos y los ecosistemas o la de las corporaciones".

Solo en el año 2017, en Argentina se aplicaron unos 340 millones de litros de glifosato sobre 28 millones de hectáreas, en campos de soja transgénica, maíz y algodón. En una coyuntura económica de ajuste y precarización, que ha desmantelado programas de salud y quitado presupuesto a las investigaciones científicas en Argentina, Verzeñassi habló sobre cómo está el debate en torno al uso de agrotóxicos hoy y destacó que se deben recuperar los aprendizajes de esos agricultores que atesoran el acompañamiento y el cuidado de la tierra para que otro ciclo vital pueda florecer.